Conocer el pasado es indispensable

Muchas veces olvidamos el pasado; no porqué lo queramos así, sino porque muchos actos del presente así lo imponen. No sé si a vosotros os pasa, pero muchas veces, mientras voy andando por las calles de mi pueblo o de mi ciudad, no puedo evitar imaginar como eran años atrás o, simplemente, si eran. Hay piedras que aún nos cuentan historias, árboles que llevan en pie centenares de años, casas que nos muestran que no siempre todo ha sido tan sofisticado como ahora. Y a pesar de todo esto, a pesar de tener el pasado delante de nuestras narices, no le damos importancia. El paso del tiempo es mucho más que el paso de las modas, las creencias, las tendencias, etc. El paso del tiempo nos ha marcado, nos marca y nos marcará. Lo que ahora nos parece increíble dentro de unos años será lo más normal del mundo. ¿Por que? Pues porque con el tiempo las cosas cambian y las personas cambian con las cosas. Muchas veces me pregunto si dentro de muchos años, cuando ninguno de nosotros esté en este mundo, la gente seguirá recordando las hazañas de Aquiles, seguirá estudiando el Gernika, seguirá leyendo a Mario Benedetti, estudiará las guerras y entenderá que en ellas no hay ni buenos ni malos o si simplemente seguirá renovando las hipótesis que abordan la Prehistoria. Olvidando el pasado, la Historia, no llegaremos a ningún sitio. Sin conocer el pasado seremos individuos incapaces de saber porque pensamos, hablamos o actuamos del modo que lo hacemos, por ejemplo. Es por eso que creo que conocer la Historia y todo lo que ella conlleva es indispensable. No pido tanto, solo un poco de culturilla general, para variar. Ya dije en un post anterior que conocer el pasado nos puede ayudar a no caer en ciertos errores. A veces funciona. A veces, conocer las posibles consecuencias de un hecho te ayuda a no volver a hacerlo.