Hace calor. Mucho calor. O mejor dicho, demasiado calor. Cuando le da la gana, entra por mi ventana un agradable aire fresco que me devuelve la vida. Son las 00:19 h. de la madrugada y estoy cansada; aunque no me voy a acostar, porque sé que si lo hago daré mil vueltas en la cama. Así que mejor me quedo escribiendo.
En otra situación, es decir, si no hiciese calor, me encantaría estar acostada y dar mil vueltas en mi cama i dos mil abrazos a mi almohada. Pero con la temperatura que hay en mi habitación, prefiero estar escribiendo y levantarme, cada cuarto de hora, a tomarme un vaso de agua bien fresca. Así que como no tengo nada interesante que contar, os estoy calentando el tarro con un texto que ni me viene ni me va; simplemente me sale. Y como tampoco estoy segura de si le estáis encontrando la gracia me estoy empezando a cabrear. Si. Hoy tengo el día torcido. Y si tengo el día torcido estoy de mala leche. Y si estoy de mala leche mis pocas neuronas en funcionamiento se duermen, y es entonces cuando empiezo a escribir textos sin ton ni son. Y supongo que es en estos momentos, en los cuales pensáis que la autora de los textos anteriores es una lunática que cayó en la tierra accidentalmente. Una chica aparentemente normal que en las noches de luna llena se transforma en mujer lobo. Aunque pensándolo mejor, retiro esto de la mujer lobo. Queda muy poco femenino. Por cierto, aunque no sea luna llena haremos ver que sí, para maquillar un poco este estado lunático por el cual estoy pasando. Así que, teniendo en cuenta que casi ha pasado un cuarto de hora desde que empecé a escribir esto, a lo que no sé si se le puede llamar texto, me voy a tomar el ultimo vaso de agua de la noche y me voy a ir a la cama. Con la esperanza, eso sí, de quedarme grogui nada más acostarme. Aunque eso también sea pedir mucho.
En otra situación, es decir, si no hiciese calor, me encantaría estar acostada y dar mil vueltas en mi cama i dos mil abrazos a mi almohada. Pero con la temperatura que hay en mi habitación, prefiero estar escribiendo y levantarme, cada cuarto de hora, a tomarme un vaso de agua bien fresca. Así que como no tengo nada interesante que contar, os estoy calentando el tarro con un texto que ni me viene ni me va; simplemente me sale. Y como tampoco estoy segura de si le estáis encontrando la gracia me estoy empezando a cabrear. Si. Hoy tengo el día torcido. Y si tengo el día torcido estoy de mala leche. Y si estoy de mala leche mis pocas neuronas en funcionamiento se duermen, y es entonces cuando empiezo a escribir textos sin ton ni son. Y supongo que es en estos momentos, en los cuales pensáis que la autora de los textos anteriores es una lunática que cayó en la tierra accidentalmente. Una chica aparentemente normal que en las noches de luna llena se transforma en mujer lobo. Aunque pensándolo mejor, retiro esto de la mujer lobo. Queda muy poco femenino. Por cierto, aunque no sea luna llena haremos ver que sí, para maquillar un poco este estado lunático por el cual estoy pasando. Así que, teniendo en cuenta que casi ha pasado un cuarto de hora desde que empecé a escribir esto, a lo que no sé si se le puede llamar texto, me voy a tomar el ultimo vaso de agua de la noche y me voy a ir a la cama. Con la esperanza, eso sí, de quedarme grogui nada más acostarme. Aunque eso también sea pedir mucho.
Jó, Edurne, vols dir que l'aigua de casa eva no està contaminada o algo? xdddd
ResponEliminaA mi em pase el mateix, no puc dormir amb tanta calor... xdd
xo.
R.