Esta noche dormiré como un bebé

Hoy, 14 de octubre, ha sido un dia agradable y cansado. A la seis de la mañana ya estaba dando vueltas en la cama. La verdad, creo que he pasado la noche soñando con Australopithecus, Parantrophus y Homo ergasters. Nerviosa por el examen de Prehistoria me he levantado sin decirle a mi madre que me dejase dormir un cuarto de hora más. Hasta ella se ha sorprendido. Después de desayunar, ducharme y vestirme me he sentado en el sofá intentando olvidar el dichoso examen. Y entonces me he dado cuenta que hacía meses que no notaba esa sensación de agobio y que esta vez echaría en falta la puesta de nervios en común con mis compañeros de años atrás. A las ocho he salido de casa dispuesta a coger el bus que me llevaría hasta Lleida, donde andaría un poco hasta llegar a la cafetería de la facultad para tomarme mi café con leche y empezar el día con buen pie. No sin antes coger el ejemplar gratuito de La Vanguardia que me encuentro cada mañana nada más entrar en el edificio. Una vez en clase, la profesora ha empezado a repartir el examen, o mejor dicho el ejercicio, como ella misma ha dicho. Al parecer, el supuesto examen ha resultado ser una simple prueba autoevaluada, aunque los contenidos eran los mismos que en un examen. Después del ejercicio, media hora de descanso para recuperar fuerzas y de paso despejar la cabeza para la práctica de Hª Económica i Social. A las 14:30 mi estomago pedía comida a gritos. Obedeciendo a nuestros estómagos hambrientos, una compañera y yo hemos comido en un Bar cerca de la Facultad, donde hemos conversado agradablemente. La conversación se ha hecho tan amena que cuando nos hemos dado cuenta ya eran las 16:20; hora de ir al laboratorio de Arqueología para convertirnos en algo parecido a dos arqueólogas. Es decir, los miércoles dejo a un lado las practicas de coche. Mejor, así los peatones tienen un día más para andar tranquilos por la calle, sin el temor de que una chavala rapada al 4 y al 3 se los lleve por delante. Después de dos horas limpiando cerámica, huesos y buscando pequeños elementos fosilizados entre las muestras extraídas de los yacimientos he dicho adiós y he cogido el bus para volver a casa. En definitiva, un día movido y aprovechado hasta el final. Que gusto da acostarse después de un día como este.