Otro día más...

Las horas pasan y cada día es más o menos igual. Hoy me he levantado temprano; mañana también. Al bajar del Bus he visto el mismo hombre de cada día. Posiblemente mañana también le veré, con sus dos mochilas repletas de ropa y cacharros, con la esperanza de encontrar algo en el suelo para comer. Como cada día, los semáforos peatonales se pondrán rojos cuando esté a escasos metros del paso de peatones; pero no me quejaré porque esperar siempre se me ha dado bien. Mañana las horas se pasarán más o menos rápido, mientras escucho contenidos ciertamente interesantes, porque nuestra Historia es interesante. Probablemente, a media mañana, me tomaré con toda la tranquilidad del mundo mi zumo de melocotón. Por la tarde, después de hacer mi hora de prácticas de coche en la Autoescuela me iré a la Biblioteca del pueblo; donde entre pasos sigilosos, y también pasos ruidosos, intentaré pasar apuntes y leer algún que otro texto de Hª Económica i Social. Y ya será todo un logro no cruzar la mirada con alguien indeseable o malgastar palabras con personas inútiles. Finalmente, cuando me apetezca me meteré en el sobre i encenderé mi Mp3 para escuchar alguna canción melancólica que me recuerda a cierta persona; que le voy a hacer si soy sadomasoquista. Y entonces, cuando los párpados empiecen a pesarme, me taparé completamente y me dormiré. Y así pondré punto y final a un día más de mi vida; quizás distinto, quizás igual que todos, pero al fin y al cabo no deja de ser un día que ya jamás volverá. En mis manos está hacer que mañana sea un día distinto a los demás; un nuevo día que me señale que llega un buen fin de semana para desconectar y para disfrutar.