Una tarde económica

Después de leer dos artículos y parte de un manual de Hª Económica mis párpados han empezado a pesar. Y aquí estoy, en la biblioteca, sentada en una de esas mesas que parecen una carcelita. El sol se esconde y la luz de la lámpara es indispensable para poder leer; aunque ahora mismo necesite procesar toda la información en el cerebro. Hace aproximadamente un cuarto de hora, aprovechando un punto y a parte, he tenido la brillante idea de cojer mi monedero para tomar un café de máquina; simplemente para resucitar y de paso estirar un poco las piernas. Desgraciadamente, después de meter mi mano hasta el fondo de la mochila y no palpar el monedero , he recordado que se lo he dado a Blanca mientras comíamos para que lo guardase y, como siempre, he olvidado pedirselo. Así que me quedo sin monedero hasta que ella termine las clases. Nunca he deseado tanto un café como lo estoy haciendo ahora, ¿por que será que cuando no podemos tener algo lo deseamos aún más y más? Hª Económica me resulta una asignatura interesante, pero después de estar tres horas dándole a Malthus, los ciclos económicos, la renta, el feudalismo, entre otras cosas, tengo ganas de llegar a casa y (comerme un bocadillo de...) sentarme un rato en el sofá, comentar el día, cenar y meterme en la cama. Esta noche no he descansado mucho. Aunque he dormido sin interrupción, por culpa de un sueño rarísimo no he podido descansar lo suficiente. Así que os dejo pensando que dentro de siete días hay un examen que toca aprobar.