Avui hi he pujat. De fet, ho faig sempre que puc. Quan estic per Lleida i em sobren alguns minutets sempre intento fer-li una visita. M’encanta. És un lloc que significa molt per mi, no em pregunteu per què, però el fet és que hi va haver un dia en el que la seva majestuositat va ser la causa d’una forta fiblada al pit. La visita quasi sempre és igual: Primer una sessió de fotografies per l’exterior, després una altra per l’interior, tot i que avui també he pogut visitar la col•lecció de tapissos, i finalment uns minuts de reflexió amb la ciutat de Lleida als meus peus. Avui, he decidit que reflexionaria asseguda en un banc, just davant de la imponent torre. Al banc del costat hi havia un home gran que m’ha començat a explicar la seva infància als voltants de La Seu Vella, quan encara estava força descuidada i s’hi podia entrar sense cap problema, escalant les muralles o entrant per qualsevol forat. No el coneixia pas, però en el fons li he agraït que m’expliqués coses del passat de la ciutat i d’aquell lloc en especial, és per això que quan m’ha demanat disculpes per haver-me marejat amb les seves anècdotes li he dit que no calia; escoltar-lo ha estat tot un plaer. En definitiva, la d’avui ha estat una visita bonica i interessant, per repetir, sola o en companyia.
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Hoy he subido. De hecho, lo hago siempre que puedo. Cuando estoy en Lleida y me sobran unos minutitos siempre intento hacerle una visita. Me encanta. Es un lugar que significa mucho para mí, no me preguntéis porque, pero el hecho es que hubo un día en el que su majestuosidad fue la causa de un pinchazo en el pecho. La visita casi siempre es igual: Primero una sesión de fotografías por el exterior, luego otra por el interior, aunque hoy también he podido visitar la colección de tapices, y finalmente unos minutos de reflexión con la ciudad de Lleida bajo mis pies. Hoy, he decidido que reflexionaría sentada en un banco, delante mismo de su imponente torre. En el banco de al lado había un hombre mayor que ha empezado a explicarme su infancia alrededor de La Seu Vella, cuando aún estaba un poco olvidada y se podía acceder sin ningún problema, escalando las murallas o entrando por cualquier agujero. No le conocía, pero en el fondo le he agradecido que me explicara cosas del pasado de la ciudad y de aquel lugar en especial, es por eso que cuando me ha pedido disculpas por haberme mareado con sus anécdotas le he dicho que no hacía falta; escucharle ha sido un placer. En definitiva, la de hoy ha sido una visita bonita e interesante, para repetir, sola o en compañía.
Hoy he subido. De hecho, lo hago siempre que puedo. Cuando estoy en Lleida y me sobran unos minutitos siempre intento hacerle una visita. Me encanta. Es un lugar que significa mucho para mí, no me preguntéis porque, pero el hecho es que hubo un día en el que su majestuosidad fue la causa de un pinchazo en el pecho. La visita casi siempre es igual: Primero una sesión de fotografías por el exterior, luego otra por el interior, aunque hoy también he podido visitar la colección de tapices, y finalmente unos minutos de reflexión con la ciudad de Lleida bajo mis pies. Hoy, he decidido que reflexionaría sentada en un banco, delante mismo de su imponente torre. En el banco de al lado había un hombre mayor que ha empezado a explicarme su infancia alrededor de La Seu Vella, cuando aún estaba un poco olvidada y se podía acceder sin ningún problema, escalando las murallas o entrando por cualquier agujero. No le conocía, pero en el fondo le he agradecido que me explicara cosas del pasado de la ciudad y de aquel lugar en especial, es por eso que cuando me ha pedido disculpas por haberme mareado con sus anécdotas le he dicho que no hacía falta; escucharle ha sido un placer. En definitiva, la de hoy ha sido una visita bonita e interesante, para repetir, sola o en compañía.
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