Ya está. Obra de teatro representada y más que superada. Nos lanzamos a por el escenario acompañados de una música que daba miedo. Blancos de cara, con una vela en las manos y con miradas de esas que matan. Cada uno con su personaje en la cabeza y en el corazón. Cada uno de nosotros sabiendo que en las sillas había gente que quería disfrutar. La obra salió mejor que el mejor de los ensayos; dinamismo y pasión. Sí, dos características indispensables para demostrar al público que nosotros disfrutábamos encima del escenario como nunca lo habíamos hecho. Al final salió a las mil maravillas y recibimos felicitaciones de mucha gente. En esos instantes yo estaba en la gloria, pesaba doscientos kilos más. Me quedé rendida, agotada de la alegría i la satisfacción de ver las caras de la gente. Me alegré por nuestro director que sufrió, me alegré por todos los compañeros que no habían conciliado el sueño por culpa de los nervios, me alegré por los míos que se sentían orgullosos de mí, me alegre por todo. Solo tengo que decir que representaría esta obra miles de veces; volvería a meterme en la piel de Scaramouche, de esa profesora dictadora y volvería a gritar eso de la llibertat és per somiarla! Me lo pasé en grande y eso siempre te da ganas de hacer las cosas miles de veces.
¡Gracias a todos y todas por venir y darnos ese apoyo des de las butacas!
¡Gracias a todos y todas por venir y darnos ese apoyo des de las butacas!
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