He deseado oír esa voz que hace tanto tiempo que no oigo. Lo he deseado con todas mis fuerzas y cuando parecía que el deseo se iba a cumplir todo se ha desvanecido. Lo he visto, lo he notado, aunque no he pensado y me he limitado a llenar mi cabeza de fantasmas.
Cuando deseas una cosa y otra persona te la arrebata, directa o indirectamente, te sientes como un niño al que le han enseñado un caramelo y de repente se lo arrebatan. Así he actuado yo, como una cría. Como una cría que quiere la piruleta del escaparate, aunque sabe que no la tendrá porque hay otra niña que ya está a punto de comprarla; pero aún así se queda embobada mirándola, imaginando lo deliciosa que debe ser. Hay crías que cogen un berrinche y gritan ¡quiero la piruleta! ¡quiero la piruleta!;otras se sienten derrotadas y se van pensando que esa piruleta es la mejor del mundo y aunque alguien le ofrezca una de similar saben que no son iguales. Esto hago yo, marcharme resignada pensando en esa pituleta, por decirlo de algún modo; pensando que por muchas piruletas que haya en el mundo ninguna va a ser igual, nunca. Puede parecer radical, pero creedme, no lo es. Llega el momento en que esa niña entiende que esa piruleta no es para ella, aunque en el fondo no puede parar de pensar en ella. Es tan roja, tan bonita, en forma de corazón y parece tan dulce que es imposible intentar poner otra en su lugar. No es cara, no es imposible de conseguir; es solo que otra niña la va a comprar. Y cuando vemos a la otra niña saboreandola no puedes evitar pensar que eres mala, que todo lo que te pasa por la cabeza es de locos. Pero en el fondo sabes que no estás loca, solo quieres esa piruleta. Esa piruleta que no es tuya y que la otra niña saborea con todo el placer del mundo. Pero al fin y al cabo no puedes hacer otra cosa que andar, mirar adelante y escribir. Escribir lo que no puedes decir porqué no quieres o no sabes como hacerlo.
…Y pese a todo estoy feliz. Sí, feliz por nuestra mariposa Teresa que ahora está en la flor más bella de mi jardín. Para ella este dia y todos los que nos quedan…Siempre.
…Y pese a todo estoy feliz. Sí, feliz por nuestra mariposa Teresa que ahora está en la flor más bella de mi jardín. Para ella este dia y todos los que nos quedan…Siempre.
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