¿Qué querías decirme? Nada. No me mientas. No te miento, no quiero decirte nada. Perdóname, pero no te creo. ¿Qué te hace pensar que quiero decirte algo? Tus ojos. ¿Mis ojos? Sí, lo dicen todo, absolutamente todo. Pues entonces son ellos los que te mienten. Vamos, mujer, no quieras ser más dura de lo que eres. No me hables así, hieres mi orgullo. ¿Lo ves? No, no lo veo. Siempre haces lo mismo. ¿Y qué es lo mismo? Siempre te escondes. Nunca me escondo. Vale, tú a lo tuyo. Exacto, cada uno a lo suyo. ¿Nunca me vas a decir que te pasa? Es que no me pasa nada. Dime pesado pero… ¿Pero qué? Pues eso, que se que quieres decirme algo. ¡Pesado! Lo se, pero de aquí no me voy hasta que no hables. Muy bien, ¿quieres una silla para esperar sentado? No, no quiero una silla. Pues entonces vete ya. Ya veo que los días que te levantas cabreada, te acuestas cabreada. Sí, pero diciendo esto no has descubierto América. Lo se, no quiero ser el Otro Cristóbal Colón; ¿O fueron los vikingos? Vete ya, por favor. Sabes que no me iré. Me estás empezando a poner nerviosa. Lo se, es un don que tengo. ¡Pues tú, tu don, y tus imaginaciones que dicen que mis ojos te quieren decir algo ya os podéis ir a…! ¿A dónde? No te acerques. ¿Tampoco quieres que me acerque? ¡No, no quiero que te acerques! Me encanta verte furiosa, me resultas sexy y todo. ¡Basta! ¿Quieres saber que me pasa? Claro, llevo rato esperando. ¡Pues me pasa que… que… que me tienes loca! ¿Puedes repetirlo? Es que si chillas tanto no te entiendo. Me tienes loca. ¿Yo? Sí, tú. ¡Vaya, una mujer loca por mi culpa! Esto sí que me sabe mal. No seas imbécil. Vale, tienes un mal día. Sí, lo tengo, y si no paras de hacerme preguntas estúpidas aún lo jodes más. No son preguntas estúpidas. Mira, esto parece una conversación de locos. Y así será hasta que me digas que te pasa. Ya te lo he dicho. Me has dicho una bobada. Te he dicho lo que hay, y punto. Muy bien, me rindo, quizás algún día quieras decírmelo.
¿Querer decírselo? Pues claro que quería decírselo. Pero cuesta tanto decir: El problema eres tú. No es cosa mala, pero es que este amor me mata por dentro.
¿Querer decírselo? Pues claro que quería decírselo. Pero cuesta tanto decir: El problema eres tú. No es cosa mala, pero es que este amor me mata por dentro.
e____e
ResponElimina