Siempre es un placer

Hay cosas que no cambian y mi reacción ante tu presencia es una de ellas. Me quedo agarrotada, con los ojos brillantes y con ganas de decirte muchas cosas, pero mi boca no puede pronunciar nada entendible porque los nervios y la timidez le obligan a callar. Aunque, sorprendentemente, te regalo la mejor de mis sonrisas para decirte que sí, que estoy bien, mientras pienso por dentro que la vida lejos de ti no me va nada mal, aunque, sin duda, verte es el mejor de los regalos. Y como si estuviera en el cielo te miro y aprecio en ti algo que seguramente pocos sabe ver, esa simpatía que se une a esa pose de timidez que tanta gracia me hace. Y sí, aun te quiero, aunque ya he entendido que mi vida va por caminos distintos a la tuya, aunque inevitablemente siempre nos estemos cruzando o nos encontremos en cualquier cruce, y esto es maravilloso. Te adoro, movería montañas por ti, tú las moverías por otra, y en el fondo esto ya no me desagrada, porque yo siempre he sabido que jamás serias para mí, así que me alegro de que tengas alguien al lado que te regale la mejor de sus mañanas, lo mejor de ella, lo mejor de su vida. Yo estoy bien, ahora mismo feliz, y disfruto de cada encuentro, de cada conversación, de cada segundo junto a ti. Eres maravilloso y yo solo quiero que sigas igual. Lejos de ti no se está tan mal, aunque intentaré seguir disfrutando de tu voz siempre que pueda.