Ayer fui a los cines de Alpicat, con Noj y Alba, para ver la última película de Quentin Tarantino, Malditos Bastardos. Salimos del pueblo a las seis de la tarde con la idea de comprar tranquilamente las entradas de la sesión de las siete y sentarnos en algún sitio para charlar un poco. Pero, para variar, nuestros planes se perdieron por el camino, y nunca mejor dicho. Siguiendo la autovía con total normalidad, de repente nos encontramos en medio de un laberinto absolutamente desconocido. Líneas amarillas en el asfalto, señales provisionales, carteles de papel i decenas de personas haciendo de todo menos conducir con un poco de atención. Aunque no les culpo, seguramente todos íbamos igual de perdidos. En medio del caos decidimos entrar en una glorieta detrás de un coche azul, el conductor del cual era un hombre mayor, que sin pensárselo dos veces se paró nada más i nada menos que en la salida de la glorieta. ¿Consecuencias? Aumento de la histeria de la conductora Alba que, por cierto, no pudo evitar regalarle dos bocinazos, aunque luego se arrepintiera al ver la cara de susto del pobre hombre al ver la cola que había causado. Una vez recuperada la normalidad en la circulación tocaba buscar, y sobretodo encontrar, aparcamiento. Todo lleno, la entrada del parking colapsada por un coche y coches aparcados en cualquier esquina, es decir, nada de sitio para aparcar nuestro querido Kia Picanto color verde. Al ver semejante situación nos pasó por la cabeza ir a los cines Lauren, pero finalmente encontramos un buen sitio para aparcar, lejos de la civilización, pero totalmente legal. Entramos en las instalaciones y nos pusimos en la cola de las entradas. Nuestro turno. Como el tiempo se nos había echado encima pedimos tres entradas para la sesión de las ocho. Entramos en la tienda de chuches y cargamos munición. No sentamos en una mesa y charlamos tranquilamente. Salimos a la calle para… ¿hacer fotos? Se podría decir que sí. Entramos otra vez. Subimos las escaleras mecánicas. Compramos palomitas, las más grandes. Nos cuestan 4€, es decir, me aseguro que no quede ni una. Lo siento, con tantas dosis de Crackòvia me estoy convirtiendo en Núñez. Entregamos las entradas y… ¿Señoritas? La película ya ha empezado. Es broma ¿verdad? Miramos las entradas y nos damos cuenta de que el señor de la taquilla nos había vendido tres entradas para la sesión de las siete. ¡Genial! Volvemos a ver al señor de la taquilla. Le miramos con cara de pena. Acaba cambiándonos las entradas sin ningún problema, aunque nos dice claramente que eso no siempre se puede hacer. Le damos las gracias y nos vamos a la sala donde nos toca. Nos comemos todas las palomitas mientras esperamos que abran la sala y nos podamos sentar. Abren la sala y nos sentamos en nuestro sitio. Empieza la película. La verdad, promete. No soy una seguidora empedernida de las películas de Tarantino, pero esta me ha gustado bastante. A mi modo de ver tiene un buen argumento. Tiene argumento, y sabiendo como son algunas películas de hoy en día, solo por eso, ya merece una gran ovación. En fin, me gustó. Se nota que el director es Tarantino; los detalles, la música y el desenlace lo corroboran. Pues nada, una bonita tarde en el cine. Sí señor.
Sóc conscient que sense la gent que em llegeix aquest bloc no tindria massa sentit, és per això que he decidit apropar-me una mica més a tots els que, de tant en tant, feu una ullada a les meves reflexions. Així doncs, deixo a la vostra disposició la direcció de correu electrònic del bloc: edurnezermoduz@hotmail.es, per si algú de vosaltres vol enviar-me qualsevol queixa, inquietud, aportació, opinió, etc. MOLTES GRÀCIES!
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hola amiga, q casualidad mi reciente entreda tambien hablo de cine hehehe...hey sales muy guapa!!! un abrazo!!!
ResponEliminaBonita y accidentada tarde de cine, pero al final resulto bien... Un saludo
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